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Te gusta la meditación?

25 de febrero de 2020, 6 de la mañana, clase de meditación.

La profesora nos invita a cerrar los ojos y me dejo guiar por su voz suave. Me concentro en mi respiración y las orejas estan listas para escuchar con atención. Mi mirada hacia adentro (antara drishti).



Nos cuenta una historia en la que somos la protagonista; nosotros mismos de niños pequeños. Cuando termina de presentar la escena principal de su historia, nos dice:

“Ve al lugar donde te sientas bien. Agarra la mano de la persona que te haga sentir bien, con quien te sientas en seguridad. Besa el niño que eres, porque has sido amada. Besa el niño que eres, aunque a veces te hayas sentida abandonada."

Está muy confuso en mi cabeza. Las explicaciones ciertamente no son correctas y probablemente he seleccionado algunas palabras muy específicas. Pero sé que es demasiado para mí. La angustia y las lágrimas se cogen mi garganta. Me quedo inmóvil en esta sala llena de gente en la misma postura que yo, con ganas de romper a llorar. Espero que todo se termina rápidamente y estoy muy preocupada de la práctica de asana que seguirá. Me di cuenta de que incluso con mi fuerza de carácter, claramente todavía tenía cosas que arreglar con mi pasado. ¡Mi día va a ser difícil de superar!


¡Esta meditación fue un trauma para mí! Desde entonces he estado evitando la meditación guiada.


También hay algunas maravillosas, así que prefiero preguntar cuál es el tema de la meditación antes de aceptar estar con mi misma.


Desde esta experiencia, tuve la oportunidad durante mi clase de profesora de yoga de saber qué técnicas se puede usar para enraizarse en estas situaciones de ansiedad.


Claramente creo que la meditación no es para todos. No hay vergüenza en no sentirse cómodo al ser confrontado; especialmente a uno mismo.


Y tú, ¿cuál es tu relación con la meditación?


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